Revista Alumni

“Quiero recomponer las buenas prácticas y reinstalar la objetividad e institucionalidad en la DGI»

Horacio Castagnola (PAD 2005)- Titular de la Dirección General de Impuestos (DGI)
Publicado lunes 14 de mayo de 2018

Horacio Castagnola (PAD 2005)- Titular de la Dirección General de Impuestos (DGI)

-¿Qué satisfacciones le brinda trabajar en el ámbito público?

-La principal satisfacción de trabajar en el ámbito público es la trascendencia y el impacto que tienen nuestras decisiones y acciones sobre toda la sociedad. Cada decisión que se toma afecta a una multiplicidad de empresas y personas. En un país de desarrollo intermedio, como es nuestro caso, la relevancia de lo que se hace en el sector público es aún mayor. La oportunidad de mejorar la vida de millones de personas resulta un enorme desafío. Lamentablemente nuestro país ha tenido demasiada inestabilidad y errores en el diseño de las políticas públicas y eso ha generado una visión negativa sobre la función pública y sobre sus funcionarios, en muchos casos visión absolutamente justificada. Pese a ello, pienso que sigue siendo una actividad absolutamente desafiante cuando se la encara con real vocación de servicio. En los últimos tiempos he visto cómo personas cuya vida laboral fue desarrollada en el sector privado asumen con enorme entusiasmo la actividad pública tomando conciencia plena de la relevancia que la misma tiene en las posibilidades de desarrollo de nuestro país.

"La administración tributaria argentina ha sido históricamente una de las más destacadas de Latinoamérica"

-¿Cómo evalúa el estado de la administración tributaria de la Argentina con respecto a otras administraciones de América Latina?

-La administración tributaria argentina ha sido históricamente una de las más destacadas de Latinoamérica. Tanto a nivel técnico como en las capacidades de gestión fuimos referentes para muchos países de la región. Los funcionarios argentinos son frecuentemente demandados para colaborar en tareas de asistencia técnica por parte de los organismos multilaterales (FMI, BID, Banco Mundial). Lamentablemente hubo un periodo no muy lejano donde se abandonaron las buenas prácticas en administración tributaria y eso resintió nuestra imagen no sólo a nivel nacional sino en el contexto latinoamericano. Estamos haciendo esfuerzos por recuperar la presencia y prestigio que en otros tiempos supimos tener.

-¿Cuáles considera que son los mayores desafíos de estar al frente de la DGI?

-El principal desafío que me planteo en esta segunda oportunidad que tengo de conducir la DGI, en AFIP, es recomponer las buenas prácticas y reinstalar la objetividad e institucionalidad en nuestro organismo. Sabemos que no será una tarea fácil porque requiere no solo un fuerte cambio tecnológico y de capacitación sino rediseñar prácticas internas para potenciar nuestras actividades a partir del uso inteligente de la información disponible. Simultáneamente definir modos de trabajo que simplifiquen la vida de los ciudadanos y reduzcan los costos transaccionales de la relación entre los contribuyentes y el fisco. Las administraciones tributarias son, esencialmente, enormes sistemas de información regulados por el sistema normativo vigente. Cuanto mejor se definan los procedimientos y se utilice el riesgo objetivo para brindar servicios o sancionar el incumplimiento lograremos avanzar más rápidamente en volver a tener una DGI y una AFIP respetada y valorada por la sociedad. En su momento lo logramos y soy optimista en el sentido de que podemos hacerlo nuevamente.