La experiencia del único médico argentino que participó en los Juegos Olímpicos

Publicado miércoles 13 de octubre de 2021

El Alumni Sergio Toloza, seleccionado por el gobierno de Japón para trabajar como voluntario en los Juegos Olímpicos de Tokio, cuenta por qué “los Juegos Olímpicos fueron un éxito total desde lo sanitario”

Sergio Toloza es un prestigioso médico reumatólogo y uno de los primeros graduados del programa de Innovación del IAE, en 2016. Después de vivir 10 años en Canadá y Estados Unidos, volvió a su Catamarca natal, donde trabaja para el Ministerio de Salud en el área de estadísticas.

Inquieto y muy curioso por siempre aprender más, se graduó en mayo de 2020 como médico de deportistas de élite para el Comité Olímpico Internacional (COI). Su intención era introducir los beneficios del deporte en pacientes con enfermedades reumatológicas. No imaginaba que iba a terminar siendo invitado para participar como voluntario en los Juegos Olímpicos en Tokio.

Una experiencia única

De 2000 médicos inscriptos para ser voluntarios, el COI Gobierno de Japón eligió a 21 y Toloza fue el único argentino. Quizás por cábala, hasta último momento no quiso contarle a nadie la noticia.

“Ese fin de semana previo al viaje estaba en la precordillera trabajando con pacientes, con terror de contagiarme”, contó el Alumni que dedica gran parte del tiempo a hacer reumatología rural de alta montaña.

Al llegar a Japón, lo impactó la tecnología y los protocolos preparados para prevenir el coronavirus. “Por medio de una app, el Gobierno medía con qué proximidad, hacia dónde y con quiénes te reunías”, resaltó.

Sus lugares de trabajo eran dos: la Villa Olímpica y el hotel de aislamiento, donde recibían a deportistas, gente ligada al comité olímpico y personal de prensa. “Nos dieron tareas como revisar historias clínicas de las personas aisladas, hacerles seguimiento telefónico, examinarlos y también realizar hisopados. Entre los deportistas aislados estuvo el reconocido garrochista Germán Chiaraviglio, quien no pudo competir”, contó.

Si bien cada delegación tiene su equipo médico, la función de Toloza y los demás voluntarios era asistir, colaborar y tender puentes sanitarios y comunicacionales entre el Gobierno y las delegaciones.

“La transparencia de los datos fue una enseñanza que me dejó Japón”

“Los JJOO fueron un éxito total desde lo sanitario”, afirmó Toloza: de un universo de casi 18 mil se contagiaron de coronavirus aproximadamente 20 deportistas en la Villa Olímpica, mientras que los restantes contagiados (menos de 400) ocurrieron fuera de la Villa Olímpica (voluntarios y contratistas).

De hecho, el grupo médico está trabajando en la redacción de una editorial para la revista científica British Journal of Sports Medicine que sirva de base para controlar cualquier enfermedad infecciosa en eventos deportivos masivos.

¿Cuáles fueron las claves del éxito en Japón? Según el experto, principalmente, la organización nipona: “Solo un país tan disciplinado logra esa hazaña. Testeos masivos y diarios, el cumplimiento a rajatabla de las burbujas, y la responsabilidad social e individual”.

Además, destacó que, culturalmente, la población está acostumbrada al distanciamiento social, al uso del barbijo y a tener conciencia de la responsabilidad colectiva. “La transparencia de los datos es otra enseñanza que me dejó Japón. No ocultar información, primero, para que la gente te crea. Segundo, para que te haga caso. El aspecto comunicacional es fundamental”, subrayó.

De la experiencia también aprendió que el equipo de protección personal requiere mejorías para lidiar con virus severos, que es esencial contar con diagnósticos súper precoces y, en lo posible, con kits caseros de detección, y que debe hacerse un control más estrecho y personalizado de los casos positivos.

“Estamos preparados para trabajar con estructuras y recursos deficientes”

Las comparaciones son odiosas, pero inevitables. Toloza advirtió sobre la brecha cada vez más amplia entre conocimiento y tecnología con los países del primer mundo. “Tenemos que estar abiertos para acercarnos más a esas fuentes de conocimiento”, resaltó.

Al mismo tiempo, destacó el amor por la profesión que tienen los médicos argentinos y su compromiso social. “Estamos preparados para trabajar con estructuras y recursos deficientes”, afirmó.

Contó que su propia vocación nació gracias a las historias que le narraba su madre de su abuelo que había empezado a estudiar medicina, pero no había podido continuar. “Desde chiquito tenía la idea de ser médico. Como me aburría mucho, me dedicaba a disecar hormigas y otros insectos”, relató.

Hoy, trabaja para integrar la innovación a la medicina de montaña y a la ruralidad. A futuro, planea dedicarse a hacer políticas públicas o, como prefiere llamarlas, “estrategias médicas” que aprendió en Harvard y Cleveland Clinic. “No hay apuro. Vivo en el ahora: esa es otra enseñanza que me traje de Japón”, concluyó.