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Actividad: alertan que inflación y restricciones pondrían un freno a la recuperación

Advierten que el sendero de crecimiento de los últimos meses podría verse afectado por el impacto de la inflación en el consumo y un mayor ajuste de la política monetaria, entre otros factores.
Publicado lunes 24 de octubre de 2022

Por Andrés Randazzo

En agosto, la economía tuvo un mejor desempeño al esperado. Tal como informó el INDEC la semana pasada, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EAME) creció 6,4% interanual para acumular una variación de 6,4% en el octavo mes del año. En términos desestacionalizados, mejoró 0,4%. De todas formas, según señalan distintos analistas, en los últimos meses del año podría registrarse cierta ralentización de la economía. Diversos factores confluyen para justificar este pronóstico, entre los que se destacan el impacto de la inflación en el consumo, las restricciones para importar insumos, la incertidumbre macroeconómica y un ajuste en la política monetaria.

Pese a este escenario previsto para el último trimestre del año, la economía cerraría el 2022 con una recuperación superior a la proyectada inicialmente: se ubicaría más cerca del 5% que del 4%.

“El EMAE de agosto tuvo un comportamiento mejor al esperado, lo que es positivo. Para septiembre, hay que ponderar el shock de ingresos derivado del dólar soja. Sin embargo, de cara al último trimestre hay varias razones que hacen prever un enfriamiento de la actividad económica”, señaló a Ámbito Eugenio Marí, Economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso.

“En el plano doméstico, la sequía está golpeando la producción agroindustrial con dureza, en especial de trigo, que es uno de los tres principales cultivos argentinos. Además, en la última parte del año se notarán los menores ingresos por liquidación de exportaciones de oleaginosas (que se adelantaron a septiembre)”, remarcó Marí, quien agregó: “La aceleración de la inflación, que ya se mueve cómodamente a ritmo anualizados de más de 100%, profundizó el deterioro del poder adquisitivo de los salarios y, en consecuencia, del consumo. Mientras que las mayores restricciones para el acceso de insumos importados se notarán en la industria. Todo en un marco donde las emisiones de deuda del gobierno absorben el escaso ahorro doméstico, lo que restringe el crédito en la economía”.

“A esto hay que sumarle un deterioro de los términos de intercambio (en parte compensado por menor necesidad de importaciones de energía) y una desaceleración de la actividad económica global”, concluyó el economista de Libertad y Progreso.

Miradas

Martín Kalos, director de EPyCA Consultores, coincidió con el diagnóstico: “En lo que queda del año se espera un parate importante en la actividad económica. Básicamente, de la mano de las restricciones a las importaciones, que le ponen un límite a la capacidad de adquirir en el exterior insumos, materias primas, repuestos e incluso maquinaria, que permitiría producir más. Eso le pone un límite al nivel de actividad y, por tanto, se vería un estancamiento”.

“Por otra parte, las inconsistencias macroeconómicas que ya venimos viendo, que se derivan de la aceleración inflacionaria y la falta de expectativas de un crecimiento sostenido. Dos cosas que, obviamente, carcomen la inversión, pero también ponen paños fríos sobre cualquier decisión de consumo, producción, gasto en general por parte de empresas o familias que vaya más allá del futuro inmediato y de corto plazo. En definitiva, esos son los dos grandes factores que llevan a que en los próximos meses hasta fin de año se espere un estancamiento de la economía”, agregó Kalos.

Nicolás Zeolla, economista jefe de FIDE, señaló que estima también que habrá “una ralentización de la economía en la última parte del año, producto de los mayores controles a las importaciones y el impacto de la aceleración inflacionaria sobre el salario”. “Aunque, de todas formas, no veo algo tan brusco y posiblemente la actividad se ubique más cerca del 5% que del 4% en 2022”, detalló.

El sostenimiento de la recuperación de la actividad se revertiría ante el contexto de incertidumbre y el ajuste de la política monetaria. La incertidumbre de mercado y los instrumentos de contención de inflación imponen efectos desfavorables para la actividad económica”, analizó al respecto Martín Calveira, economista investigador del IAE Business School de la Universidad Austral

Por su parte, Juan Manuel Telechea, director del Instituto de Economía y Trabajo (ITE) de la Fundación Germán Abdala, sostuvo: “Estaba bastante instalado que la actividad económica iba a contraerse en el último trimestre del año, porque tanto las proyecciones del gobierno como de las consultoras privadas indicaban eso. Sin embargo, con el correr de los meses eso fue perdiendo validez, frente a los datos del EMAE que muestran que se mantiene el repunte. Hoy lo que vemos es que es probable que la actividad se desacelere levemente en lo que resta del año, explicado más que nada por el freno a las importaciones, pero que, de todos modos, el 2022 terminaría con una recuperación mayor a la esperada, cercana al 5%”.

Por su parte, desde Ecolatina adelantaron que esperan que en lo que resta del año la evolución de la economía “exhiba cierto enfriamiento”. Los últimos meses estarán afectados por las restricciones a las importaciones, que podrían impactar en la disponibilidad de insumos importados para producir en determinadas industrias, pero que por momento no ha mostrado importantes efectos negativos sobre el nivel agregado de actividad. A su vez, el sesgo más contractivo de la política económica, en un contexto de meta de déficit primario acordada con el FMI (2,5% para 2022) redundaría en la continuación de un menor impulso fiscal, visualizado, por ejemplo, en el ajuste de tarifas de servicios públicos que disminuye el ingreso disponible de las familias y la aceleración inflacionaria que descomprime el gasto como porcentaje del PBI”, remarcaron. De todas formas, desde la firma también esperan un crecimiento cercano al 5% para este año.

 

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