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El desafío de innovar en un mundo cambiante. La gestión de la innovación.

Los cambios tecnológicos asociados a la Cuarta Revolución Industrial se dan con mucha velocidad. El principal problema para las organizaciones es la resistencia al cambio. Hay que cuestionar los paradigmas y entender que la innovación se gestiona.
Publicado viernes 16 de febrero

El desafío de innovar en un mundo cambiante

El mundo y la humanidad atraviesan épocas de turbulencia tecnológica. Los cambios se dan con mucha frecuencia, quizás más rápido de lo que nos gustaría. La robótica, la inteligencia artificial, la impresión 3D, las redes inteligentes, la internet de las cosas y la realidad virtual, entre otras, están convergiendo en lo que se llama industrias 4.0 o Cuarta Revolución Industrial.

Para las pymes, el verdadero problema no es el costo de la tecnología, sino la resistencia al cambio. El primer gran desafío es cuestionar los paradigmas. El segundo es entender que la innovación se gestiona. La innovación no se produce como por arte de magia, cuando se inspira un creativo.

La innovación se diferencia de la creatividad por la palabra “mercado”, ya que podemos ser creativos, pero no innovadores porque no somos capaces de llevarlo al mercado. La innovación se produce cuando agregamos la palabra “acción” y somos capaces de llevar la creatividad al encuentro del consumidor.

La innovación no se limita a los productos o servicios, sino que puede abarcar un espectro más amplio, el llamado radar de la innovación, que incluye varias formas de innovar: en productos, en procesos, en el cliente, en el canal, en soluciones, en plataformas, en experiencia, en modelos de negocio, en la cadena de suministro, en redes, en marca.

Formulación. La formulación de la estrategia de innovación debe ser explícita y conocida por todos en la organización. Configurar la estrategia de innovación significa, primero, decidir si se quiere ser líder o seguidor ágil; segundo, si se quiere actuar en un segmento de negocios o en una paleta de segmentos lo más abarcadora posible. Esta definición tiene implicancia en el tipo de innovación que se tiene que generar en la compañía, que puede ser radical, de plataforma o incremental.

Una innovación radical es aquella que cambia totalmente la forma de ver un producto o servicio; es revolucionaria como, por ejemplo, los teléfonos celulares. Una innovación de plataforma genera un producto o proceso que puede ser aplicado a multiplicidad de productos. Una innovación incremental se pone en práctica mediante pequeños cambios, pero no modifica sustancialmente la naturaleza del producto o servicio.

Portafolio de proyectos. Definida y conocida la estrategia de innovación, debemos tener una herramienta que nos permita visualizar y tomar decisiones de cómo invertiremos el dinero para desarrollar las innovaciones.

Plazo. Para gestionar la innovación no podemos estar viendo solo el corto plazo. Es necesario estar observando qué sucede más allá del día a día. Esta visión debe ser inclusiva y compartida por todos los colaboradores de la organización.

Responsable. Alguien tiene que asumir bajo su responsabilidad la evolución de los proyectos de innovación y cuanto más alto sea el nivel del ejecutivo que se encargue de este tema, mayor será la probabilidad de que las cosas sucedan.

Estructura. Las pymes más exitosas en términos de innovación no solo tienen un líder que pilotea la innovación, sino que además cuentan con una estructura dedicada a llevar adelante los proyectos, ya sea en un laboratorio o coordinando reuniones con creativos, proveedores, clientes o universidades.

Procesos. La innovación no es el resultado de un hecho fortuito, sino que, por lo general, es la consecuencia de aplicar procesos perfectamente bien estructurados. Existen varios métodos reconocidos, por ejemplo: usuario líder, design thinking, design driven innovation, entre otros. Los tres son válidos y complementarios, aunque el de mayor difusión es design thinking, que está compuesto de los siguientes pasos:

  1. Comprender: definir el problema.
  2. Observar: salir a conocer a los usuarios. Vivir a pleno un día en las botas del usuario, documentando todo lo observado.
  3. Sintetizar en equipo todo lo recolectado en el paso previo.
  4. Idear: generar muchas ideas, conceptos con reglas claras. Es vital la figura de un facilitador entrenado.
  5. Prototipar: generar modelos. Los prototipos permiten entender los conceptos, refinarlos, reflexionar creativamente alrededor de ellos, ya que son una instancia de diálogo.
  6. Iterar: refinamiento de los prototipos mediante la interacción con los clientes. Aquí puede sumarse el concepto de MVP (mínimum viable product); la interacción temprana del prototipo con el cliente bien seleccionado permite aprender rápidamente qué funciona y qué no funciona de la propuesta conceptual. Este ciclo de prototipación/MVP/refinamiento, realizado entre dos y tres ciclos, permite obtener excelentes resultados.
Nota elaborada en base a un extracto de Dambra, L. (2018). “El desafío de innovar en un mundo cambiante. La gestión de la innovación.” En G. Fraile (Ed.), Somos pymes. Herramientas para una empresa más competitiva (pp. 247-265). Temas.