En su paso por el programa de Juan “Boni” Radonjic en Canal Metro, Carolina Donelly, colaboradora científica del IAE, abordó un fenómeno que está marcando a la economía global: la pérdida de dinamismo del comercio internacional y sus implicancias para países como Argentina.
El punto de partida fue una conversación conjunta con Lucas Pussetto, profesor del IAE y responsable del Informe Económico Mensual (IEM). A partir de allí, Donelly explicó cómo la suma de exportaciones e importaciones sobre el PBI mundial, que durante décadas creció de manera sostenida, se encuentra desde 2008 prácticamente estancada en torno al 55%. El Fondo Monetario Internacional define esta etapa como slowbalization, un freno a la globalización luego de un ciclo de expansión que se había intensificado desde los años 70.
Para Donelly, la crisis financiera internacional, la pandemia, la guerra en Ucrania y los conflictos en Medio Oriente pusieron en evidencia la vulnerabilidad de las cadenas globales de suministro. Así, muchas empresas dejaron de priorizar únicamente la reducción de costos mediante estrategias de offshoring y comenzaron a valorar factores como la cercanía, la seguridad y la estabilidad de sus proveedores.
En este escenario, la posición relativa de los países se redefine. El caso de México, que en un principio parecía perjudicado por los aranceles de Donald Trump, terminó resultando más favorable frente a otros competidores gracias a la escalada de la guerra comercial. China, por su parte, redujo importaciones clave desde Estados Unidos, abriendo espacio para otros jugadores como Argentina.
¿Qué puede ofrecer nuestro país en esta nueva arquitectura global? Donelly destacó los recursos estratégicos: Vaca Muerta y el potencial energético, el litio en el norte, el agro como motor histórico y un capital humano de alto nivel, que mantiene a la Argentina bien posicionada en indicadores internacionales de investigación y servicios basados en el conocimiento.
Si bien la falta de acuerdos comerciales suele señalarse como una debilidad, Donelly advirtió que la tendencia actual va en sentido contrario: hoy se firman menos tratados y los organismos multilaterales atraviesan una crisis. En este contexto, lo decisivo es cómo se reconfiguran las estrategias empresariales y qué países logran posicionarse como socios confiables y seguros frente a los shocks globales.
Para la especialista, Argentina tiene allí una ventana de oportunidad: “Más que competir solo por costos, se trata de ofrecer estabilidad, capacidad y recursos estratégicos en un mundo donde la globalización ya no se mide únicamente por su velocidad, sino por su resiliencia”.