Revista Alumni

Decile sí a las segundas oportunidades

En el tercer y último panel del Alumni Day 2023, el fundador de Espartanos, Eduardo “Coco” Oderigo, y varios miembros de la fundación contaron cómo el deporte, la educación y los valores favorecen la reinserción social de los presos.
Publicado miércoles 15 de noviembre de 2023

“No pierdas el tiempo, esta gente no cambia” fue una de las frases más escuchadas por Eduardo “Coco” Oderigo, fundador de Espartanos, cada vez que iba a la cárcel con el plan de enseñar a jugar rugby a los internos. Sin embargo, dos personas lo alentaron a seguir: su mujer, Malena, y su padre. Para él, fue suficiente. No escuchó a nadie más. Casi 15 años después, la Fundación Espartanos continúa ayudando a cientos de presos a salir adelante y reinsertarse en la sociedad al recuperar la libertad.

“Lo más importante fue dar ese primer paso. Pararse distinto. De a poquito vas sumando: por qué no dar otro pasito… y la vida te va llevando más allá”, recordó Coco en el tercer y último panel del Alumni Day 2023, moderado por el profesor del IAE Business School Rodolfo Quinto Rivarola. “Con el rugby, la espiritualidad y la educación, el cambio es impresionante”, afirmó Coco, con respecto a los tres pilares de la Fundación: deporte, rezo del rosario y cursos.

Luego, Nicolás Derbohessian se acercó al escenario para contar su experiencia con los Espartanos. Estuvo cuatro años privado de la libertad. “Estaba perdido en las drogas, compartiendo casa con gente peligrosa y terminé haciendo cosas malas. Nunca esperé tener un trabajo digno después de estar en la cárcel, pero la gente de Espartanos nos dio esperanza. Le puse onda, entrené un montón. Me bajé PDFs para estudiar ahí adentro, cursos de física básica, primeros auxilios, informática, reparación de teléfonos… La Fundación fue una bendición en mi vida. Gracias a ellos conseguí un trabajo por un tiempo en Unilever”, relató.

A su turno, Tatiana Ruiz Díaz también se presentó como una “espartana en libertad” desde hace tres años. Estuvo diez años encerrada. “Tiré mi vida hasta lo más hondo. Entré por las drogas y seguí consumiendo adentro. Nada tenía sentido. Nadie me quería, ni la policía, ni mis mismas compañeras me querían en el pabellón. Un día, vi por una ventanita que estaban practicando rugby y pregunté si podía ir. Me enamoré del deporte. Dos días antes del entrenamiento no tomaba pastillas, fui tomando responsabilidades hacia mí y hacia quienes confiaban en mí. Tenía un grupo que me decía: ´Confío en vos, vas a cambiar´. Me enamoré de que pusieran fichas en mí. Al salir de la cárcel, fui a la Fundación y me ayudaron a hacer un currículum. Empecé a trabajar en un parador del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires donde alojan gente en situación de calle. Era un puesto por dos meses, pero yo pedía que me lo renovaran y, por fin, quedé en blanco. Es importante tener a alguien que nos diga ´es por acá´”, contó.

En tanto, Catherine Cantero Díaz, de 23 años, mamá de dos hijos, contó que estuvo cuatro años privada de su libertad por venta de drogas. En la Unidad 47 de San Martín conoció la Fundación Espartanos y le dio curiosidad. “En el pabellón de las espartanas, cambió mi pensamiento, mi forma de ser, todo. No sabía leer, ni escribir y gracias a las herramientas que me brindaron, terminé la primaria. Con el rugby aprendí valores, respeto; es como la vida: si te caés, te levantás, agarrás la guinda y seguís para adelante. Gracias a Dios que me metió en un lugar así donde me pusieron el hombro para salir adelante. Hoy estoy bien parada y quiero un futuro distinto para mis hijos”, dijo Catherine, que trabaja en un colegio y está enseñando rugby en el barrio.

Finalmente, Ezequiel Escudero, otro espartano en libertad, transmitió que estuvo preso siete años y conoció la Fundación en Campana. Empezó a jugar, terminó el secundario y, cuando salió en libertad, lo ayudaron a conseguir un trabajo en una empresa de indumentaria. “Disfruto de mis hijos y de una tranquilidad que antes no tenía, estar en pareja y compartir tiempo con mi mamá y con mi papá”, aseguró. En un cierre cargado de emoción, los espartanos concluyeron dando gracias por las segundas oportunidades recibidas.

Fue ahí cuando se sumó el actor y conductor Julián Weich, quien destacó que el 65% de los presos que son liberados reinciden en un delito más grave que el que los llevó inicialmente a la cárcel. “Con los espartanos, solo el 5% reincide y para que no suceda necesitamos que tengan trabajo”, afirmó. Luego, invitó a los presentes a reflexionar sobre la inclusión. “Hoy estuvieron todo el día hablando de la inclusión y el hecho más inmediato que pueden hacer es incluir a un espartano en sus empresas, en sus oficinas, en su mundo. Eso depende de una sola cosa: dar un paso”, concluyó.