Seguinos en

Revista Alumni

Los hermanos Lemos y el fenómeno de empanadas Mi Gusto

En una entrevista exclusiva, Jésica y Pablo Lemos, dueños de la cadena de empanadas Mi Gusto y actuales participantes del programa DPME del IAE, cuentan cómo convirtieron una rotisería familiar en una empresa con 39 locales y 450 empleados, y cómo transformaron un inesperado cruce mediático por el precio de sus productos entre el ministro Luis Caputo y el actor Ricardo Darín en una oportunidad para potenciar sus ventas.
Publicado viernes 4 de julio

“Pensar como grandes. No importaba cómo estemos, siempre decíamos: ‘Queremos ser como los mejores’.” Así resume Pablo Lemos el motor que empujó, junto a su hermana Jésica, el crecimiento de Mi Gusto, la marca de empanadas que en los últimos meses pasó de ser conocida en Buenos Aires a convertirse en tema de conversación nacional.

El nombre Mi Gusto se volvió viral tras una polémica entre el ministro de Economía, Luis Caputo, y el actor Ricardo Darín sobre el precio de una empanada. Pero el fenómeno detrás de la marca tiene años de historia: comenzó como una rotisería de barrio en Don Torcuato y hoy emplea a más de 450 personas, distribuidas entre la fábrica y 39 locales, con una nueva sucursal por abrir en Vicente López. “Siempre miramos a los más grandes, los admirábamos y queríamos igualarlos. Evaluábamos qué vendían, qué decisiones tomaban, cómo se manejaban. Eso nos hizo mejorar cada día”, recuerda Jésica.

Actualmente, los hermanos Lemos, dueños de Mi Gusto, cursan el programa Dirección de la Pequeña y Mediana Empresa (DPME) de IAE Business School. “Estamos capacitándonos para mejorar los procesos productivos. Queremos hacer el trabajo más eficiente, aplicar la metodología y la estrategia que vemos en clase”, cuenta Pablo. Y agrega: “El mercado cambia y hay que adaptarse. Hoy los márgenes se achican y, si no hay una baja tributaria, optimizar procesos no alcanza”.

Jésica coincide: “Cuando vimos que el mercado empezaba a exigir productividad, dijimos: ‘Che, hay que invertir en maquinaria, cambiar procesos’. Fue una decisión conjunta”.

Una comunidad en crecimiento

Mi Gusto no solo busca crecer como empresa, sino también como comunidad. “Hoy no hay techo para Mi Gusto”, dice Pablo. “Queremos que quienes trabajan con nosotros sientan que pueden crecer junto a la empresa”. El equipo está formado por más de 450 personas, distribuidas en dos unidades de negocio: la fábrica, donde trabajan unas 200 familias, y los locales, donde el número prácticamente se duplica.

Más allá del volumen, buscan una cultura laboral distinta: “Queremos que la gente no sienta que está trabajando en una empresa. Eso es un gran desafío”, cuenta Pablo. “El talento no solo se retiene con plata, hay que construir un ecosistema donde se quiera estar”.

El cruce Caputo-Darín: de la polémica a la oportunidad

Un gran salto de visibilidad llegó de forma inesperada este año, cuando el actor Ricardo Darín se quejó del precio de la docena de empanadas y la marca fue mencionada por el ministro Luis Caputo.

Durante una aparición en La Noche de Mirtha Legrand, Ricardo Darín criticó el alto precio de una docena de empanadas, afirmando que valían 48.000 pesos. Al día siguiente, el ministro de Economía, Luis Caputo, le respondió mencionando a Mi Gusto: “Todo bien si podés comprar empanadas en Mi Gusto o Don Julio, pero las empanadas no valen eso, Ricardito; la gente come empanadas ricas por 16.000 pesos”.

Súbitamente, Mi Gusto quedó en el centro de la polémica: su precio —relativamente alto con respecto al promedio del mercado— se convirtió en eje del debate y los productores de todos los programas de noticias del prime time llamaban a los hermanos Lemos para invitarlos a hablar de lo acontecido.

“Fue un momento crucial porque no sabíamos si iba a ser bueno o malo”, recuerda Jésica. “El ministro destacó la calidad del producto, pero el foco mediático fue el precio. Apareció hate (comentarios negativos en redes sociales) y salimos a defender la marca”, cuenta.

Pablo agrega: “Podríamos no haber hecho nada, pero decidimos dar la cara. Sabíamos lo que valía nuestro producto. Había muchas versiones sobre quiénes estaban detrás y, cuando salimos en los medios, muchos se sorprendieron de vernos a nosotros: dos hermanos que venimos laburando hace 26 años”.

La repercusión fue inmediata: “La primera semana vendimos un 50% más. Fue una locura. Colapsó nuestra app, tuvimos que pedir disculpas en redes sociales. Nos posicionó en otro nivel”, añade.

Un negocio con propósito (y con sueños grandes)

Jésica lo dice sin vueltas: “Mi sueño es llevar nuestro producto a todo el mundo y ver a Mick Jagger o Lady Gaga comiendo nuestras empanadas”. Pablo coincide: “Estamos alineados en los sueños. Queremos equilibrio: familia, trabajo, sueños. Si no, sería un sueño egoísta”.

Hoy están por abrir una nueva sucursal en Vicente López, con un concepto diferente: “Tendrá empanadas soufflé, opciones sin TACC, pizzas amasadas en el local, cafetería de especialidad. Es una apuesta a un público joven, de 18 a 35 años, y una experiencia completa”, adelanta Pablo.

¿Hasta dónde quieren llegar? Jésica responde con lógica práctica y sensibilidad emprendedora: “Me gustaría tener la cantidad de sucursales necesarias para que todos puedan probar el producto y tenerlo al alcance de la mano”.

Del IAE a la fábrica

Lo aprendido por los hermanos Lemos en el IAE ya empieza a filtrarse en la gestión diaria de Mi Gusto. “El profe Alejandro nos dijo: ‘No quieran cambiar todo ya’. Así que estamos absorbiendo. Pero ya vamos tanteando: ¿estamos lejos de lo ideal? ¿Qué podemos ajustar?” dice Pablo.

Jésica complementa: “El DPME te da un panorama técnico integral. Estrategia, finanzas, marketing, recursos humanos. Te encontrás con empresarios que tienen las mismas problemáticas y te ayudan a pensar mejor. A veces, hasta te dan una mano concreta”.

En el caso de Mi Gusto, se cruzan el esfuerzo sostenido, la ambición, el aprendizaje constante y la capacidad de adaptarse. Lo mediático fue apenas un catalizador de una historia real de una empresa familiar que se profesionaliza, se expande y sueña en grande.

Fuente/Copyright: IAE Business School