Programas de Estabilización Económica Para la Argentina: recetas para controlar la inflación

Publicado miércoles 17 de agosto de 2022

En la primera jornada del debate internacional “Programas de Estabilización Económica para la Argentina” los oradores pusieron foco en contar las experiencias de algunos países de la región que, entre las décadas de 1980 y 1990, se vieron afectados por procesos de crisis inflacionaria

“Hay que arrojar luz a nuestra inteligencia para generar el bien común a la gente de nuestro país y de la región”. Con esas palabras el rector de la Universidad Austral, Julian Rodríguez, dio por comenzado el foro “Programas de Estabilización Económica para la Argentina”, moderado por el consultor y analista político Sergio Berensztein y la economista Marina Dal Poggetto.

A lo largo de este primer día de exposiciones, exministros de economía y exdirectores de distintos bancos centrales de la región relataron las experiencias que debieron atravesar durante las crisis en Colombia, Perú, Chile, Brasil y la Argentina, décadas atrás, poniendo a la inflación como eje de partida.

¿Hasta qué punto los gobiernos están dispuestos a sacrificarse en pos de estabilizar la economía? ¿Qué hacer una vez frenado el proceso inflacionario? ¿Qué signos muestran credibilidad ante los organismos de crédito internacionales? ¿Sirven las recetas que hoy presentamos para combatir los males económicos que actualmente afronta la Argentina? esas fueron algunas de las preguntas que se plantearon a lo largo de esta primera jornada de presentaciones.

En primer lugar, Berensztein puso énfasis en los puntos centrales que se deben tener en cuenta para llevar a cabo un programa de estabilización. Para él, no existe plan sin apoyo político que lo sostenga. Además, debe haber un equipo económico creíble y con la autoridad suficiente. Por último, el plan debe venir acompañado de una narrativa que facilite la comprensión de las iniciativas por parte de los diferentes sectores económicos.

“Además, los dirigentes deben estar preparados para afrontar las coyunturas críticas como así también tener la flexibilidad y el pragmatismo para ir adaptando el plan, o hacer ajustes más profundos, a medida que estos se vayan planteando con el correr del tiempo”, remarcó el analista.

Para Dal Poggetto, a diferencia de países como Brasil, Perú o Colombia, “la Argentina fue el mal alumno de esta historia”. Su planteo radica en que, mientras los diferentes países de la región aprovecharon para solidificar sus monedas luego de los procesos de estabilización, los equipos económicos locales pecaron de excesos y falta de horizontes.

“Argentina tuvo mala suerte. El modelo de la convertibilidad tuvo muy buenos resultados para bajar la inflación. El ancla rígida que utilizó no sobrevivió al shock externo que tuvo la región. Pero la Argentina, en particular a partir del escenario de apreciación del dólar, sumado al uso de esa moneda como medio de ahorro, terminó rompiendo los dos contratos que tenía a la salida del uno a uno: el de la deuda externa y el del sistema financiero”, comentó la economista.

En línea con eso, para el exministro de Hacienda y Crédito Público de Colombia Mauricio Cárdenas, hay 2 tipos de experiencias. Por un lado, los planes que lograron hacer cambios a tiempo, y por los otros pequeños procesos que van construyendo un arreglo dentro de la estabilización económica. En ese sentido, el exfuncionario se preguntó: “¿Cuál es modelo adecuado para la Argentina?”

En el caso de Colombia, el proceso de estabilización se construyó a base de consensos y reglas basadas en la delegación de funciones. Allí el Banco Central tuvo un eje esencial luego de volverse independiente. Sumado a esto, se fijaron normas para generar un equilibrio fiscal. De esta manera, la inflación interanual pasó a un dígito, manteniéndose así desde hace más de 20 años.

Por su parte, el exdirector del Banco Central de la Reserva de Perú, Gianfranco Castagnola, puso énfasis en los resultados generados en su país a través de un programa de estabilización exitoso.

Luego de décadas de “normalizar” una inflación de hasta 100%, el país llevó a cabo una serie de reformas estructurales dolarizando la economía, fijando el tipo de cambio y con el control de agregados monetarios. A su vez, impuso una fuerte vigilancia sobre el déficit fiscal y los créditos al sector público. A esto, además, se le sumaron medidas de carácter político, como tratados de integración y la estructuración de un marco legal para generar garantías.

Como fruto de estas medidas, la inflación en Perú hoy ronda en un promedio de 2,5% (a excepción de los últimos años, producto de la crisis desatada por la pandemia del coronavirus). A esto hay que sumarle que el país posee una de las deudas públicas más bajas de la región y una sobreacumulación en el nivel de reservas.

El tercer caso expuesto durante esta primera jornada fue el de Chile y podría considerarse como el más “moderado” de los cinco ejemplos que se presentaron durante el debate. En línea con eso, para el exministro de Economía del país vecino Luis Céspedes, uno de los puntos que se planteó como objetivo tras el retorno a la democracia fue el de bajar la inflación a un dígito, de manera gradual.

¿De qué manera? El Banco Central de ese país fijó año tras año una meta de inflación a cumplir. De este modo, tras una década, llegó a estabilizarse en un promedio del 3% anual, que se mantiene hasta el día de hoy tras una serie de medidas que se impusieron tanto desde lo económico, como político e institucional.

Seguido de eso, el economista Edman Bacha describió paso a paso cómo se dio el Plan Real en Brasil, y cómo, tras la renuncia de Collor de Mello, el entonces flamante presidente Itamar Franco, junto con el ministro de Hacienda Fernando Henrique Cardoso, lograron bajar una inflación del 1500%, en 1993, y 3000%, en 1994, a un 10% tras la elección del ministro como nuevo presidente, unos meses después.

Para el cierre de su presentación, el economista brasileño dió una serie de sugerencias para la Argentina, donde planteó puntos como un presupuesto equilibrado; mantener los tipos de interés reales positivos; asegurar que los precios, las tarifas y el tipo de cambio estén en equilibrio; introducir una unidad de cuenta diaria para sincronizar la evolución de los salarios, los precios, tarifas, etc y que esta, de a poco, termine convirtiéndose en una nueva moneda estable.

Por último, el exdirector del Banco Central de la República Argentina (BCRA) Horacio Liendo, relató cómo se fueron dando los hechos previos y posteriores al plan de convertibilidad y cómo ese mismo plan se fue deteriorando para finalizar con su salida en el 2002.

Para él, este cambio en la política monetaria tuvo un alto impacto porque siempre se señala que la política argentina prevalece sobre la economía: “ya llevábamos dos años con el presidente Menem y el gobierno estaba fracasando en materia económica, pese a haber lanzado drásticas reformas previas. Fue recién cuando se anunció un marco de políticas fiscales y monetarias novedoso para la historia reciente, y que además incorporaba al dólar como respaldo, que la inflación se detuvo y produjo un efecto expansivo de la economía, con una multiplicación de la base monetaria”.

El abogado, quien además fue subsecretario de financiamiento y secretario de Coordinación del Ministerio de Economía, también propuso el supuesto de la vuelta de la convertibilidad en la Argentina.

La respuesta a ello fue simple y poco simpática. Básicamente hoy no hay reservas suficientes para producir ese cambio y el BCRA tiene deudas por más de dos veces de la base monetaria. A esto hay que sumarle que hay una brecha cambiaria, cosa que treinta años atrás no ocurría. Por último, hay un extraordinario retraso en las tarifas.

Finalmente, Liendo suscitó una serie de medidas que podrían contribuir a la estabilización económica actual en la Argentina: “deberíamos declarar el curso legal del dólar y de otras monedas extranjeras sobre la base del principio de ‘especialidad monetaria’. También establecer una unidad de cuenta en base a la moneda doméstica. Por último, en simultáneo, generar una reforma de la carta orgánica del BCRA para volver a situarlo con las restricciones que tenía en la época de la convertibilidad”, concluyó.