Revista Alumni

Se reinventó con la crisis de 2001 y hoy apuesta a invertir para seguir creciendo

Publicado lunes 5 de julio de 2021

La crisis que golpeó a la economía argentina en 2001 se convirtió en una oportunidad de negocios para Facundo Favelukes (PAD 2018). El hombre, que trabajaba en una empresa de tecnología, decidió emprender por su cuenta con un plan de corto plazo que 20 años después le permitió expandirse internacionalmente y le sirvió para adoptar una regla que repite aún hoy: invertir para crecer.

“Arrancamos en 2003, después de la crisis de 2001. Trabajaba en una empresa de tecnología a la que le iba muy mal y decidí emprender por mi cuenta con un plan de negocios que consistía en, si vendía una cámara de filmación profesional por mes, con eso vivía. El primer año llegamos a un millón de dólares”, recuerda el Alumni Facundo Favelukes.

Así conformó BVS, una compañía que provee soluciones tecnológicas para los procesos de negocio de las organizaciones con alternativas de infraestructura ITC. La firma cuenta con más de 220 empleados, factura US$ 50 millones y tiene oficinas en Argentina, Chile, EEUU, España, Paraguay y Uruguay.

La empresa se focaliza en tres verticales: soluciones de media y video, networking y data center, y soluciones de ciberseguridad. A su vez, la marca está asociada con Cisco y cuenta con su representación en los países mencionados. "El 30% de nuestro negocio es el de broadcasting y el 70% restante viene de la mano de Cisco", indica.

Pero lo que Favelukes destaca especialmente a la hora de pensar en el funcionamiento de su compañía es el “armado los equipos adecuados para cada momento”: “Es lo que complementa el conocimiento al final del día”.

“Crecimos de a dos dígitos en la mayoría de los años. Reinvertimos las utilidades de la compañía todos los años para poder crecer más y más”, explica el titular de BVS. Y revela su fórmula para avanzar en el crecimiento de la firma: “El 80% de la rentabilidad la reinvertís en el negocio”.

Crecer aun en 2020

La pandemia provocada por el coronavirus llevó a repensar el mundo de los negocios en general y, en BVS, avanzar con su regla de oro. “El 2020 no salió como esperábamos, pero lo que hicimos fue reforzar o duplicar la inversión. Abrimos la oficina en Chile y en España, el área de ciberseguridad y aprovechamos la pandemia para sentar las bases y las plataformas de crecimiento para los próximos cinco años. Empezamos la pandemia con 180 personas y hoy somos 225”, afirma Favelukes.

“Creo que las compañías requieren más y mejor tecnología y en tiempos de pandemia quedan muy reflejadas las necesidades de los clientes de digitalizarse y nosotros nos preparamos para eso. Para poder estar listos con conocimiento, servicios y productos”, reflexiona.

Por último, en relación con el desarrollo de los negocios en la actualidad, analiza: “Emprender tiene que ver con tener una idea, creer en eso y ejecutarla con convicción, a pesar de la facilidad de encontrarse con los problemas que tiene Argentina en particular y el mundo en general. El 80% de las empresas que nacen, fracasan. Ser exitoso es más una excepción que una regla, pero para ser emprendedor necesitás tener una idea, las ganas de hacerlo, la capacidad de adaptarte y evolucionar, y esa idea tiene que ser tu plataforma de crecimiento”. Y señala: “El mundo de la tecnología es infinito, pero con la construcción de credenciales y poniendo a la calidad y al cliente en el centro, es difícil que una propuesta no sea exitosa”.

Su paso por IAE

Favelukes cuenta, además, que realizó distintas capacitaciones en el IAE, “siempre muy inspiradoras y potentes”. “En 2013 hice el DPME y lo recuerdo como un momento bisagra de mi carrera porque a partir de ahí se amplió mi visión, mis conocimientos y mi mirada. En 2018 hice el Programa de Alta Dirección (PAD), que también me agregó mucho valor, y después hice otros programas como el de Estrategia, Movilización y Ejecución”, destaca.

“Son muchísimas enseñanzas. La experiencia IAE es muy potente. La cáscara es una escuela de negocios, pero en realidad hay transformaciones de personas que saben mucho en cuestiones técnicas o adaptativas. Creo que el valor que tienen los profesores es altísimo y que la sinergia que se da en la infraestructura, el conocimiento y los servicios asociados, más lo que suman los alumnos, hacen un cóctel perfecto”, concluye.