Revista Alumni

Summit 2019. ¿Cómo nos subimos al tren?

Publicado miércoles 3 de julio de 2019

A nivel educación, ¿estamos alineados a la revolución de la industria 4.0? ¿Qué capacidades necesitamos desarrollar en esta nueva realidad laboral? Básicamente, ¿cómo nos subimos al tren?

La automatización y los cambios tecnológicos fueron el eje del primer panel del IAE Summit. El segundo se dedicó a ver cómo estos nuevos modelos de negocios impactan en el trabajo y qué rol debería tener la educación.

Carmelo Paviera, profesor del IAE, fue el moderador del debate que inauguró Cecilia Giordano, CEO de Mercer. “Tenemos que estar muy desafiados: la revolución 4.0 llegó para quedarse. La tecnología ha hecho que cambien los paradigmas y las formas de hacer las cosas”, expresó.

Reforzó que tenemos la responsabilidad de ver qué hacemos con las personas que se están quedando fuera del mercado laboral. “La automatización hoy genera más brecha en Argentina y tenemos que hacer algo, ser actores de este cambio para promover la reestructura dentro de las organizaciones, reconvirtiendo las carreras”, señaló.

Contó que en un supermercado sin cajas que visitó, las “excajeras” acompañaban a los shoppers en el recorrido, para asistirlos en caso de ser necesario. Esto es un ejemplo de cómo el trabajo puede reconvertirse, en lugar de desaparecer.

Cecilia afirmó que el estado no es el único que debe hacerse cargo de preparar a las personas para estos cambios: “Tiene que haber una mejor articulación entre lo público y lo privado, ajustar la oferta y la demanda de posiciones, impulsar carreras más cortas y técnicas para que los chicos cuenten con todas las herramientas necesarias para el futuro del trabajo. Debemos tener también un mapa del talento a corto, mediano y largo plazo, para evaluar las medidas que tomamos para entrenarlos y prepararlos”.

“La escuela no es capaz de correr a la velocidad de estos cambios”

Gustavo Iaies ofreció su perspectiva como especialista en educación. Afirmó que la escuela “no es capaz de correr a la velocidad de los cambios” que está atravesando el mundo. Su tarea, al fin y al cabo, debe ser “enseñar muy bien lo básico”. También remarcó que la mitad de los chicos no terminan la escuela en los tiempos esperados. “Tenemos un problema muy serio de pérdida de chicos en el sistema educativo. Hay que trabajar para mantenerlos adentro y para cambiar lo que estamos enseñando”, dijo.

Enfatizó la importancia de buscar otros modelos de formación: “El 12% de los chicos argentinos van a escuelas técnicas. En Chile son el 50%. Debemos pensar en una escuela que no solo forme abogados o licenciados en economía”.

Opinó que el ámbito privado ocupa un rol educativo primordial. “Los chicos quieren ir a empresas que los formen; valoran la figura del coach. Tienen una fuerte motivación para estudiar y entrenarse para el mercado laboral”, aseguró Iaies.

Otra revolución: la “gig economy

El 30% de la población económicamente activa de EE.UU. y la UE se ha vinculado al trabajo independiente”, señaló Carmelo Paviera. Por gusto o por necesidad, cada vez son más las personas que se adhieren a plataformas que permiten este tipo de “gigs” (“changas”), como Workana o Uber.

“El principal punto de disrupción es la autonomía de los profesionales. Hace 10 años era casi inviable que alguien de una ciudad pequeña pudiera desarrollarse profesionalmente si no seguía una carrera tradicional. El gran grado de autonomía que promovemos es un motivo de orgullo para quienes empujamos esta economía”, expresó Fernando Fornales, cofundador de Workana.

Felipe Fernández Aramburu, General Manager de Uber en Argentina, también destacó que el 85% de quienes usan la plataforma para trabajar están satisfechas, y valoran la autonomía y la flexibilidad. “La típica persona que trabaja en Uber lo hace 3 horas o menos por día, para generar ingresos adicionales a su actividad principal”, describió.

Para Cecilia Giordano, los centennials y millennials recurren a estas plataformas porque les dan la flexibilidad de no estar atados a una organización. Pero no hay que perder de vista el otro lado de la gig economy: los baby boomers o gen xers que quedaron excluidos del mercado laboral y se vuelcan a estas plataformas para compensar su salario. “Lo dividiría entre las nuevas generaciones y la fuerza laboral que no tiene opción”, resumió.