Seguinos en

Agrofy

Qué falló en el (no) acuerdo de la carne según un especialista en negociaciones

Pese a los intercambios, el sector no logró destrabar aún el cepo cárnico que perjudicó al sector y a los consumidores
Publicado miércoles 28 de julio de 2021

Hace ya varios meses que el Gobierno negocia con distintos sectores de la carne para atenuar la inflación de alimentos. En el medio decretó un cierre de exportaciones que despertó una fuerte reacción en el campo por una muy mala experiencia del pasado, que no benefició a consumidores y mucho menos a los productores.

Bajo este marco, Roberto Luchi, Director del Programa de Desarrollo Directivo, que se dicta en el IAE Business School de la Universidad Austral, analizó los puntos claves que se deben tener en cuenta para abordar cualquier negociación entre sectores tan amplios.

En primer lugar, destaca "fervientemente" que se puede llegar a grandes acuerdos, por más que al principio se inicie en una zona de total disenso. Para el especialista, la clave está en lograr una muy buena coalición de empresarios, en no perder la fe de que se puede arribar a un acuerdo y en demostrar las consecuencias que tendría no lograrlo.

"Se deben buscar los interlocutores y no perder la fe", remarca Roberto Luchi, que participó en el armado de un plan del sector automotriz a finales de 2019. Por ese entonces, trabajó junto a empresas, sindicatos, concesionarios y proveedores para presentar un proyecto al Gobierno. De ese acuerdo salieron varias iniciativas que terminaron en leyes favorables para el sector.

Luchi aclara que este tipo de acuerdos no se hacen de un día para el otro: "Se hace con tiempo, unas cuantas semanas por lo menos".

"El agro es un ejemplo de sector pujante e innovador. Pero muchas veces necesita de esta profesionalización, de un management más sofisticado", repasa y agrega: "Los desafíos que tiene una persona en agro son de innovación y negociación permanente. Se debe trabajar en asociaciones, en cámaras. Que los empresarios estén unidos es muy importante. Se deben hacer alianzas, comunidades de empresarios que dejen las diferencias y trabajen por lo que los une".

Programa de Desarrollo Directivo (PDD) del IAE

Roberto Luchi lidera el Programa de Desarrollo Directivo (PDD) del IAE, en donde directivos de áreas funcionales de diversas organizaciones se encuentran para dominar nuevas habilidades estratégicas, desarrollando un nuevo estilo de liderazgo para transformarse en conductores eficaces.

El Programa pretende sacar a los participantes de su zona de confort y desafiarlos a mirar desde otro lugar; enriquecer su red de contactos; aprender a tomar decisiones con una visión integral y actualizarse en las últimas tendencias del Management, para dar un paso en su desarrollo profesional. En el actual contexto, se ofrece en dos versiones online y una versión presencial.

Luchi explica que es un formidable entrenamiento de adaptabilidad y flexibilidad: "Son elementos muy necesarios, más que nunca. Debemos ser adaptables al cambio de forma permanente".

En el PDD se abordan casos de negocios con participantes de diversas actividades que se enriquecen con el conocimiento mutuo: "Ofrece una oportunidad para compartir con mucha gente y adaptarse al contexto, sumando las pequeñas verdades de cada uno".

De esta forma, lo describe como una "fenomenal gimnasia de adaptación al cambio".

Por la gran diversidad de sectores que participan del PDD, este se convierte en una comunidad de aprendizaje: "Uno termina siendo asesorado por los mismos colegas del Programa", añade Luchi. Esto es "ampliar la mirada y aprender entre pares, incorporar nuevas herramientas para generar un debate de negocios con áreas de management que no suelen ser las tradicionales. Por ejemplo, del área productiva se llevan conocimientos que no tenían de los recursos humanos".

En el actual contexto, la carga emocional es sumamente importante. Pero el PDD ofrece una riqueza "adicional" al incorporar gente que se conecta remotamente y permite unir la visión de otros países: "Hace crecer la madurez emocional. Es un ejercicio enorme de apertura mental, la verdad propia la pueden refutar otros. Esto genera un ejercicio de paciencia, ayuda y humildad que contribuye para adaptarse al contexto argentino. Brinda una mayor preparación para los cambios imprevistos", concluye.