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La evolución del mercado laboral en la Cuarta Revolución Industrial

La Cuarta Revolución Industrial, el imparable proceso de cambio tecnológico que se vive alrededor del mundo, tiene un potencial enorme en los terrenos de la productividad, la generación de nuevos bienes y servicios y una dramática transformación de la estructura económica. Pero también es importante tener en cuenta las diferencias que marcan a este proceso en los países emergentes y en los industrializados.
Publicado domingo 17 de julio de 2022

En los últimos años ha proliferado una abundante literatura enfocada en el análisis de los efectos de la Cuarta Revolución Industrial sobre la economía global. A grandes rasgos, se encuentran en este stock dos consensos muy marcados. El primero es que el proceso de cambio tecnológico en que el mundo está inmerso tiene un potencial enorme en términos de mejora de la productividad, generación de nuevos bienes y servicios y modificación de la estructura económica, tanto de los países desarrollados como de los emergentes.

El segundo gran consenso es que cambios tan disruptivos en la economía y en el tejido productivo como los que estamos atravesando también generarán fuertes tensiones de diversa índole. Este artículo explora este punto y, en particular, las alteraciones que la Cuarta Revolución Industrial está generando en el mercado de trabajo.

La Cuarta Revolución Industrial nuclea dentro de sí una serie de modificaciones tecnológicas, algunas de las cuales impactan directamente en el corazón del mercado de trabajo por el desplazamiento de los trabajadores de tareas históricamente realizadas por ellos para dar lugar a robots o computadoras.

También la Cuarta Revolución Industrial viene modificando profundamente el estereotipo de empresa exitosa, con un sesgo creciente hacia las superestrellas: compañías con una elevada cuota de mercado, alta productividad, utilización intensiva de nuevas tecnologías y, por lo general, menor uso relativo de mano de obra. Estos dos casos, entre otros, dan cuenta del desafío que la nueva era tecnológica supone para el mercado de trabajo.

La cuarta revolución industrial

La Cuarta Revolución Industrial no debe ser entendida como una mera colección de nuevas tecnologías. Por el contrario, el proceso de cambio tecnológico que el mundo está experimentando actualmente está impulsado por el surgimiento y consolidación de una serie de “fuerzas” que interactúan entre sí y que sientan las bases para el surgimiento simultáneo de nuevas tecnologías, cada una con su propio potencial para alterar de manera significativa la economía a nivel global.

Entre las tendencias mencionadas, cabe destacar a las siguientes:

  1. Amplia difusión de la inteligencia artificial. La inteligencia artificial no sólo será cada vez más poderosa y flexible, sino que también será cada vez más barata. Esto permitirá que la inteligencia artificial logre una creciente difusión, de manera tal que comenzará a formar parte de tecnologías de uso rutinario. Eventualmente, se integrará con bienes y servicios de uso masivo.
  2. Transmisión continua y en tiempo real. La generación y transmisión de información alcanza volúmenes cada vez más altos. La era del big data recién ha comenzado, ya que hay mucho margen para mejorar la generación y explotación de la información.
  3. Evolución continua de los productos. Los bienes y servicios serán cada vez más personalizados y flexibles. En tiempos de rápida evolución tecnológica, los plazos de obsolescencia serán menores.
  4. Personalización de los bienes y servicios. La enorme cantidad de información disponible y el auge de técnicas de producción altamente flexibles (inteligencia artificial e impresión 3D son ya dos manifestaciones de esto) permitirán superar el paradigma de la producción en masa y revalorizar la producción personalizada.
  5. Creciente colaboración a gran escala entre personas. La colaboración entre usuarios es una de las señales distintivas de los próximos años. El acceso masivo a información y los bajos costos asociados a la interacción propiciarán el auge de las comunidades colaborativas, algo que podría acelerar aún más la generación y recombinación tecnológica.
  6. Virtualización de la vida. Cada vez más, los productos y servicios consumidos pasarán de la esfera real a la esfera virtual. El cambio de formato de muchos bienes y servicios, de físico a digital, es sólo el comienzo.
  7. Conexión creciente entre personas y máquinas. Los cobots, robots colaborativos y no sustitutivos de las personas, son un ejemplo de esta tendencia. Habrá una integración creciente entre las personas (con habilidades insustituibles) y las máquinas (que permitirán maximizar su productividad).

Brynjolfsson y McAfee (2016) plantean que las mencionadas tendencias de Kelly (2016), y en particular las nuevas tecnologías que han surgido en el marco de la incipiente Cuarta Revolución Industrial, deben entenderse en el contexto de un proceso de cambio tecnológico exponencial, digital y combinatorio. La primera característica hace referencia a la Ley de Moore. A grandes rasgos, esta ley expone que el poder de la tecnología se duplica dentro de un intervalo de tiempo relativamente constante de dos años. Esto tiene evidentes implicancias en términos de poder, costo y difusión de la tecnología. Los teléfonos móviles son quizás el ejemplo paradigmático de la Ley de Moore en los últimos años: aunque su poder de procesamiento no deja de crecer, su precio sigue una tendencia a la baja, lo que a su vez ha permitido una extraordinaria difusión de esa tecnología en menos de dos décadas.

Susskind (BID, 2017) agrega que a la evolución de la capacidad de procesamiento descripta por la Ley de Moore se deben adicionar dos características cruciales. La primera es la posibilidad de captar y almacenar grandes volúmenes de información (big data). La segunda es la fuerte mejora en la calidad de los algoritmos utilizados para explotar esa información y el poder de procesamiento de las computadoras. Esto es lo que permite que las computadoras no sólo sean cada vez más poderosas sino también más versátiles.

La mayoría de las nuevas tecnologías se remite al campo digital o están fuertemente ancladas en él

Susskind y Susskind (2015) exponen diversos ejemplos referidos a Estados Unidos sobre capacidades consideradas humanas que los artefactos tecnológicos dominan total o parcialmente, tales como el reconocimiento del lenguaje, la capacidad de respuesta en determinadas situaciones, el perfeccionamiento en capacidades motrices y otras similares. La perspectiva es que lo importante no es si las máquinas “piensan” como humanos, sino que si pueden actuar como tales y resolver situaciones diversas. Estos avances tecnológicos pueden expandirse dado que muchas actividades profesionales se estandarizaron a través de actividades rutinarias y se vinculan con actividades que no requieren capacidades creativas, discernimiento o juicios morales. La conclusión principal es que, en el largo plazo, las máquinas transformarán el trabajo de los profesionales dando paso a nuevas formas de compartir su experiencia en la sociedad.

La segunda característica del proceso de cambio tecnológico para Brynjolfsson y McAfee (2016) es que es digital. La gran mayoría de las nuevas tecnologías se remiten al campo digital o están fuertemente ancladas en éste. La difusión del big data tiene mucho que ver con esto: el flujo creciente de información es vital para la mejora de la tecnología.

Ortigoza Limón y Becerril-Gil (2018) definen que la digitalización es una traducción a bits de diversos elementos. Por lo tanto, sería posible convertir documentos o imágenes a un lenguaje compatible con las computadoras a los efectos de poder gestionar y analizar dicha información.

La preocupación por el reto medioambiental y climático ya lleva décadas arraigada en la conciencia pública

Montero Vilela et al. (2019) sugieren que, en efecto, la digitalización generó el machine learning (aprendizaje automático) de las computadoras. El machine learning permite proyectar la capacidad en forma exponencial de la inteligencia de las computadoras a su máxima potencialidad y, por lo tanto, al desarrollo de robots.

La tercera característica mencionada por Brynjolfsson y McAfee potencia las dos anteriores; a mayor generación de nuevas tecnologías, mayor es la probabilidad de recombinarlas en nuevos productos útiles, en particular para la economía. Esta es una de las fuerzas centrales en la aceleración del progreso tecnológico de los últimos años.
Aunque estas fuerzas son en algunos casos muy recientes (internet de las cosas, por ejemplo), otras vienen actuando en la economía desde hace décadas. Entre ellas cabe destacar la automatización y la incorporación de tecnologías de la información. Por ello, la relación observada hasta el momento entre esos avances tecnológicos y la dinámica del mercado de trabajo puede aportar información relevante para el futuro.

Acemoglu y Restrepo argumentan que la automatización debe ser entendida como las nuevas tecnologías implementadas en el sector productivo, que potencialmente tienen impactos importantes al modificar las condiciones técnicas del trabajo y realizar tareas que actualmente son realizadas por trabajadores.

De acuerdo con Montero (2019), la idea de automatización está vinculada a un modo de trabajo en el cual la tarea (acción concreta) transcurre de un punto al siguiente de acuerdo con un procedimiento controlado por un sistema de información. El concepto de automatización vinculado al entorno administrativo o de oficina proviene de la década de 1970, desde las referencias vinculadas a la reducción de papel y la disminución de tareas reiterativas.

González Cao (2019) argumenta que la economía del conocimiento y sus efectos sobre el mercado laboral presenta nuevos modelos de negocios afectados por nuevas tecnologías (inteligencia artificial, blockchain, robótica, etc.), pero también por el rol creciente del capital intangible representado por la propiedad intelectual y capital humano, entre otros factores. En ese contexto se plantea el camino a una disrupción marcada por la convergencia de tecnologías que modifican sustancialmente la forma en cómo trabajaremos.

Molina observa que, en la actual revolución tecnológica, existe una dinámica positiva entre la ampliación de la capacidad tecnológica y la disminución de los costos de los robots, lo cual evidencia la proliferación de la implementación de la robótica en diversos sectores productivos.

Rodríguez (2017) advierte que en el mercado laboral ya se están percibiendo cambios sustanciales en algunos sectores productivos. Si bien la industria manufacturera es el sector tradicional en la utilización de robots, y lo continuará siendo, es notable que en algunos países las aplicaciones de tecnología ya se han extendido al sector agropecuario, al de construcción y servicios domésticos.

Diversos trabajos han detectado y estudiado, en los últimos años, algunas tendencias observadas en el mercado de trabajo de diversos países, mayormente industrializados. El foco de estos estudios en los países desarrollados se apoya en la disponibilidad de información de esos países, pero también en el hecho de que la incorporación de las nuevas tecnologías ha sido más fuerte en los países más desarrollados. Y en consecuencia sus mercados laborales deberían haber sufrido, a priori, en mayor medida los efectos de la transformación tecnológica. De hecho, existe una abundante literatura que busca explicar las tendencias del mercado de trabajo a partir de la incorporación de nuevas tecnologías. En definitiva, las empresas, los trabajadores y los gobiernos deben estar muy atentos y abiertos a este proceso de transformación que ya estamos viviendo para optimizar los aportes minimizando los costos que los habrá por la disrupción tecnológica.

Eduardo Fracchia

* Director del área económica del IAE Business School, escuela de negocios de la Universidad Austral.