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¿Puede la negociación construir una paz sostenible?

Frente a conflictos prolongados y complejos como el de Rusia y Ucrania, los acuerdos sostenibles se logran al abordar los intereses reales de cada parte.
Publicado lunes 7 de julio

Por Roberto Luchi y Sebastián Balsells.

Desde el enfoque del Centro Consensus de IAE Business School, toda negociación exige identificar esos intereses subyacentes, incluso cuando no se explicitan. Más que insistir en la restitución territorial por parte de Ucrania o en que Rusia mantenga el control sobre Crimea y el Donbás, se trata de entender qué necesita cada uno para aceptar un acuerdo.

Sin embargo, la dinámica reciente del conflicto va en sentido contrario. La reciente escalada bélica ha vuelto a tensar el tablero y endurecer las posiciones. Ucrania denunció que Rusia utilizó solo durante el mes de junio más de 5 mil drones y 330 misiles para atacar ciudades. Este escenario refuerza la necesidad de una mediación creíble, reconocida por ambas partes. Figuras con autoridad simbólica, como el papa León XIV, podrían aportar legitimidad a un eventual proceso.

Ahora bien, para que esa mediación sea efectiva, es clave ampliar la mirada sobre quiénes intervienen en el conflicto. No todos los actores relevantes participan en la mesa de negociación; muchos influyen desde fuera, condicionando decisiones mediante presión diplomática o económica. A menudo, la viabilidad de un acuerdo no depende solo de la voluntad de las partes formales.

Trump ha expresado su voluntad de mediar en el conflicto, impulsado por el deseo de proyectarse como artífice de una paz improbable. Su estilo competitivo privilegia narrativas de triunfo personal. Sin embargo, si esa necesidad se canaliza constructivamente, su intervención podría facilitar concesiones: presionar a Putin para aceptar un alto el fuego a cambio del control sobre Crimea o el Donbás, y con Zelenski avanzar hacia garantías como la integración de Ucrania a la OTAN.

Por su parte, Putin también responde a una lógica de poder simbólico. La restauración del orgullo nacional ruso y la reivindicación de su influencia geopolítica son claves para entender su postura. Sin una salida que preserve su imagen interna de fuerza y logro histórico, cualquier concesión resultará inviable. Una solución posible debe reconocer esta dimensión y ofrecer ciertos resultados que le permitan presentarse ante su pueblo como el defensor exitoso de la gran Rusia.

En contraste, Zelenski ha demostrado una mayor adaptabilidad estratégica. Su liderazgo ha oscilado entre la resistencia militar, el pedido de apoyo internacional y la disposición al diálogo. Desde una perspectiva negociadora su posición le permite articular un discurso de paz basado en logros como la supervivencia nacional, el reconocimiento internacional y el avance hacia la OTAN.

Pero para que esos logros se sostengan en el tiempo, cualquier acuerdo duradero debe contemplar no solo la finalización de las hostilidades sino también mecanismos que prevengan futuras agresiones. La continuidad del apoyo militar a Ucrania por parte de los países de la Unión Europea adquiere un carácter estratégico, especialmente tras el aumento de la ofensiva rusa y la reciente suspensión del envío de armamento por parte de Estados Unidos. Una paz que ignore esto será una paz frágil, de corto plazo.

Además de las garantías institucionales, los incentivos económicos pueden catalizar la paz. La reconstrucción de Ucrania y el acceso a recursos estratégicos como las tierras raras podrían ofrecer a actores como Trump una justificación para impulsar un acuerdo, sumado al incentivo simbólico de obtener el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, la tensión entre Irán e Israel reconfigura el escenario geopolítico y puede desviar la atención del frente europeo.

En definitiva, estas dimensiones nos exigen, para el caso Ucrania-Rusia, repensar la negociación más allá de los marcos clásicos. La clave está en comprender la naturaleza de los intereses, contemplar las motivaciones simbólicas de los líderes, y diseñar una salida que permita a todos reclamar algún tipo de victoria.

Fuente/Copyright: Roberto Luchi y Sebastián Balsells