Revista Alumni

Autoestima, identidad y adolescencia: ¿cómo acompañar mejor a los jóvenes?

Publicado martes 22 de junio de 2021

El licenciado en psicología, Ernesto García González, reveló en un nuevo Ciclo de extensión algunas definiciones de lo que sucede con los niños y niñas en la adolescencia, y recomendó ciertos mecanismos para que los padres los acompañen en este proceso.

“¿Cuál es la relación entre autoestima, identidad y adolescencia?”, disparó el licenciado en psicología, Ernesto García González, antes de comenzar la charla que brindó para la comunidad del IAE. El puntapié de la conversación se basó en la necesidad de comprender qué pasa por la cabeza de los adolescentes para, de esta manera, establecer las mejores estrategias para acompañarlos.

“Hay emociones, desafíos y angustias para acompañar a nuestros hijos en el complejo camino de crecer”, dijo García González al inicio de la charla. Y expresó que todo empieza al momento de definir adolescencia, ya que para cada persona representa algo diferente.

“La adolescencia a cada persona la lleva a recuerdos, a calles de tierra, a la bicicleta, la libertad, a pensar en el momento en que se iba a comer el mundo o momentos de crisis. Es un proceso que para algunos fue mágico, de mucha alegría, pero también de incertidumbre, angustia, del encuentro con el amor, con la familia”, señaló el especialista. Y recomendó a los padres que “conectar con esa adolescencia propia ayuda a mirar la adolescencia de hoy”.

“Constantemente, estamos interpelados por la adolescencia de nuestros hijos. Podemos incluso verlo como una frustración, pero es importante preguntarnos cómo estamos viviendo ese proceso y de eso van a surgir preguntas y problemas”, reflexionó García González.

Conformación de la identidad

El experto distinguió que el gran logro de esta etapa de la vida es la conformación de la identidad y es el momento en que los jóvenes “chocan y se apasionan”. Esa identidad, explicó, tiene algunas características particulares: se construye en interacción con otros, conlleva un componente emocional subjetivo, despierta una valoración de la propia identidad, del sentido del ser y una definición socialmente construida.

El proceso de formación de autoestima puede atravesar cuatro etapas: la delegación, en la que el adolescente no entra en crisis, pero se compromete imitando a otros; la difusión, en la que no saben qué quieren ni quieren explorar, no se hicieron preguntas ni saben decir qué quieren; la moratoria, es una “identidad hipotecada”, donde entraron en crisis, pero no se comprometieron, y se identifican siempre y cuando tengan éxito; y la llamada consecuencia/compromiso, donde el joven explora, está en crisis y está comprometido.

La mirada del otro

En este contexto, en la adolescencia existe una gran incidencia de lo que se percibe como “la mirada del otro” y que actualmente está dirigido hacia las redes sociales. “Hoy las redes están vivas todo el tiempo. Hay modelos de identificación, que ahora son miles de millones de personas en el mundo, que se determinan por la cantidad de seguidores o por su dinero. Sin pensamiento crítico es muy fácil identificarse con cosas que se creen valiosas, pero quizás no lo sean tanto”, dijo el psicólogo. Y recomendó a los padres no culpar ni atacar a los niños porque esa es la realidad en la que se desenvuelven.

“Los chicos presentan una batalla muy importante e interesante tratando de crecer, de diferenciar, de reconocer lo bueno y lo malo. Si pensamos en la pandemia, si bien no hay tanta interacción física, la virtualidad está todo el tiempo diciendo quién soy. Eso genera miedo a equivocarse, a fallar, a no ser lo suficientemente bueno. La mirada del otro en la adolescencia se exacerba, se agudiza la función de ver qué idea tiene el otro de nosotros”, explicó García González. Por eso, aconsejó a los padres intervenir con preguntas como “¿te puedo dar mi opinión?”. Y expresarles “creo que sos muy bueno haciendo esto” o “tenés algunos talentos en los que yo considero que sos muy bueno”.

¿Cómo poner límites y valorar los logros?

El licenciado en psicología también habló sobre la manera en que se pueden valorar los logros de los hijos y sobre la imposición de los límites. “Es peligroso decir cosas como ‘todo lo que te propongas lo podés lograr’, porque el chico empieza a creer que tiene un problema si se lo propuso y no pudo. Es verdad que si te comprometés, podés lograr un montón de cosas, pero quizás no tal cual como se quiere”, sostuvo.

En este sentido, consideró que fortalece el autoestima de los adolescentes impulsar el “hacer las cosas lo mejor posible”. “Si el chico tiene autoestima baja, busco la tarea que le salga bien para que pueda enfocarse en una tarea y disfrutar de dominarla. Es una manera de estar en el presente y encontrarse con sus talentos”, reveló el especialista.

“Tenemos que inmunizar a la gente del ‘tú todo lo puedes’. No es la creencia de que todo va a ir bien, sino de que queda mucho por hacer. Decirle ‘hay mucho por delante para vos” o ‘no podés lograr todo ahora, dejate algo para los 30’”, indicó.

Frustraciones y expectativas

García González también hizo hincapié sobre las “familias que proveen energía”, esto es, que tienen cierta expectativa sobre los jóvenes. “Es gente muy ambiciosa. En vez de dejarlo que explore por el miedo. Como padre, a uno lo mueve mucho el miedo. A la droga, a que se embarace, a que se equivoque, a que pierda tiempo, pero si se habla desde el miedo o la frustración, el hijo lo va a sentir”, resaltó.

En tanto, sobre la aplicación de sanciones, castigos o penitencias, sugirió que todas generen algún tipo de aprendizaje en los adolescentes. “Si pongo una penitencia por estar tranquilo de que impuse un castigo, lo que termino imponiendo es miedo”, afirmó.

Por último, dejó un mensaje a los padres que afrontan la crianza de sus hijos adolescentes: “No somos ni espectadores, ni técnicos de fútbol. Estamos comprometidos y tomando distancia porque ya tienen edad para tomar decisiones. También siendo conscientes y pacientes, ayudando a transitar este proceso".