Revista Alumni

La ejecutiva de finanzas que administra fondos desde hace más de 25 años

Publicado martes 22 de septiembre de 2020

Sigrid Tolaba (MBA 1993) es presidente y CEO de Southern Trust y una referente del mercado financiero

Sigrid Tolaba es una referente del mercado financiero. El mes pasado se convirtió en la primera presidente mujer del Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), uno de los eventos anuales más importantes del sector, del cual es miembra del directorio desde mayo de 2019. Es, además, hace ocho años presidente y CEO de Southern Trust, una administradora de fondos comunes de inversión, del Grupo TPCG.

Sigrid se recibió de contadora en la UBA y con solo 25 años realizó el MBA en el IAE. “Antes de decidirme por esa carrera dudaba entre seguir por el lado de los números o ser profesora de gimnasia o una carrera vinculada con la danza”, cuenta sobre sus primeros pasos. Apenas recibida ingresó a trabajar en una empresa de medicina prepaga. “Conocí el máster del IAE porque uno de los directores lo había hecho. El máster me dio una mirada más amplia de los negocios, cambió mi vida profesional. Lo hice de muy joven, tal vez hubiera sido mejor hacerlo con más experiencia laboral, pero fue la vivencia educativa más significativa y linda que tuve”, comenta.

Tiempo después, dejó la empresa de medicina prepaga y comenzó a buscar trabajo. Ingreso al Banco Mildesa (hoy Banco Patagonia) para administrar un fondo común de inversión, que lanzaban con una empresa canadiense. “Luego de la hiperinflación de 1989, durante la convertibilidad hubo un entorno financiero en el cual se podía pensar en el largo plazo. En ese entonces llegaron muchas compañías que fomentaban el ahorro, seguro de vida, fondos comunes de inversión, se lanzaron las administradoras de jubilación privada o AFJP. Estos actores prometían darle profundidad al mercado”, contó.

Al poco tiempo, Mildesa se retiró del proyecto y Sigrid, con 27 años, quedó a cargo de 10 personas y del fondo Toronto Trust reportando a miles de kilómetros. “El fondo era innovador. Obtuvo menciones internacionales. Estaba regulado en la Argentina, pero podíamos invertir globalmente en cedears, acciones mineras de oro, bonos del Tesoro americano, futuros de tasas en Estados Unidos. El rendimiento promedio en dólares durante dieciocho años del fondo fue de 12,5%, aun atravesando las crisis del Tequila, las del sudeste asiático, la devaluación de Brasil, la de Argentina de 2001, la desaparición de las AFJP nuestro principal cliente en esos años. Navegamos aguas turbulentas. Los canadienses me sonrosearon y asesoraron, y tuve toda la libertad para crear y dirigir la compañía como si fuera mía”, dijo.

En 2012, tras 18 años a cargo del fondo, las regulaciones argentinas limitaron las posibilidades de inversión y tener un socio local les pareció una buena alternativa. “Salimos a buscar un socio y el Banco de Crédito y Securitización (BACS, la entidad mayorista del Banco Hipotecario) compró la compañía”, cuenta sobre el fin de esa etapa.

No pasó mucho tiempo hasta que TPCG le abrió las puertas para que desarrolle la misma unidad de negocios, que en ese entonces no tenía. Hoy Southern Trust administra $26.000 millones y 20 fondos. “El mercado de fondos comunes viene creciendo sostenidamente. Hoy está muy concentrado en fondos de cortísimo plazo e inversiones locales más que en fondos de estrategia y más diversos”, describe.

Sigrid señala que en los directorios de las compañías que cotizan en las bolsas solo 4% tiene 4% de mujeres directoras. Sobre su paso en un mercado caracterizado por ser mayoritariamente masculino, dice que “tuvo suerte”. “Nunca sentí el género como una desventaja. Tuve sponsors varones que me tuvieron confianza, que me alentaron a tomar desafíos, por eso tardé en entender que había tenido suerte en algún punto y que hay otras realidades”, dice.

“Más del 62% de las egresadas universitarias son mujeres, mayoritariamente de carreras de humanidades y del área de salud; solo 36% elige carreras vinculadas a las ciencias aplicadas. Esa formación, entre muchas otras cosas que hay que mejorar, condiciona el acceso a puestos de decisión y se traduce en directorios, gerencias con representaciones bajas. Sin embargo, creo que es una cuestión de tiempo y estoy esperanzada por lo que hemos logrado”, dijo.

Finalmente contó que sigue en contacto con sus compañeros del máster del IAE de 1993, tienen un chat y cada tanto se encuentran el Alumni day. “Éramos dos mujeres en la camada de 80 varones –sumadas las aulas de Agüero y Laprida-, cuando el IAE tenía su sede en Palermo. La metodología del caso se nutría de las discusiones. Tenía mucha presión en el trabajo, no me sentía lista para debatir en el salón todos los viernes y sábados y recuerdo que en algún punto el profesor Eduardo Fracchia frente a la duda, me animó a seguir adelante. Y aquí estoy, orgullosa de pertenecer a la comunidad IAE y del camino que también recorrió la escuela”, concluye.