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El dilema de Massa: bajar la inflación o solo evitar la crisis

Siguen fuertes los rumores sobre un plan tipo Austral a partir de marzo, pero faltan anclas para amarrar la inflación. Qué pasaría en estos dos escenarios y cuáles son las posibilidades de éxito. Dólar y controles de precios. Los eventos adversos que pueden complicar la situación
Publicado miércoles 9 de noviembre de 2022

Faltan anclas para amarrar la inflación ya que crecen a la vez las tarifas, el dólar y los salarios por paritarias ambiciosas. La inercia de la inflación es muy grande y se hace difícil que haya margen para un programa de estabilización, tal como indican rumores persistentes que incluso hablan de marzo como la fecha clave para el lanzamiento de un plan semejante, empujado por la necesidad del oficialismo de mejorar sus chances electorales.

Que se intente estabilizar los precios sería una buena noticia, pero ¿existen el paraguas político y los cuadros técnicos para implementar un programa de estabilización? Porque se puede prever que metas monetarias y fiscales duras no serían digeridas por el núcleo duro del kirchnerismo en tiempo de elecciones.
Incluso, es un tema muy espinoso para la gestión que resulte elegid en las urnas, el próximo año. No la tendrá fácil y probable- mente deba elegir un enfoque gradual con lo cual volver a un dígito anual podría implicar no uno sino dos períodos de gobierno.
Pero, vayamos por partes.

CONTEXTO.

El contexto internacional sigue bien complejo, la guerra continúa y parece que va para largo con actores explícitos del lado ruso, como Irán y Bielorrusia.
Se afectan precios claves de la economía por esta guerra, sobre todo en el campo de la energía por la influencia de Rusia con un invierno muy duro para Europa.
La inflación busca los dos dígitos a nivel mundial y varios países estarían entrando en recesión al aplicar medidas monetarias restrictivas asociadas a mayores tasas de interés. El dólar se ha fortalecido y esto supone un menor precio general de commodities, que siempre correlacionan con la apreciación de la moneda más importante del mundo.
En el plano local ha llegado un ministro como Sergio Massa con cartera normal que puede mirar toda la cancha a diferencia de Martín Guzmán, que se dedicó casi solamente a trabajar en temas de deuda con privados y deuda con el Fondo Monetario, con poco margen de acción en una cartera crucial, como es Economía en particular en un contexto de tanta fragilidad.
En cuanto a actividad, este año nuestro país da positivo; el crecimiento del PIB podría ser 3 %, básicamente por el denominado efecto arrastre estadístico por la recuperación de 2021. El año que viene se percibe una recesión leve, cercana a un punto del PIB. Hay rubros que están con buen nivel de capacidad instalada. Hay sectores dinámicos como construcción, cemento, automotriz, insumos industriales. La inversión ha crecido poco y está en niveles estructurales bajos. En septiembre hubo retracción en ventas, sobre todo a nivel de comercios de cercanías no así en supermercados, que mantuvieron el volumen. Es natural este comportamiento del consumo con cierta contracción por la dinámica bajista del salario real desde los dos últimos años del gobierno de Mauricio Macri para acá. Se complica la variable fundamental del kirchnerismo en la que se asentó su modelo, el consumo.


LOS PRECIOS.

La inflación es lo que más se mira desde la sociedad dado que no estamos en estanflación y el desempleo no es muy elevado; bien medido, neto de planes sociales, quizás el panorama laboral sería otro. La inflación es central en el metro cuadrado de la decisión de voto en las Paso y en la elección general.
La inflación inercial tiene como piso el 7 %, es muy difícil que baje por lo que el año que viene se espera más de 120 % de inflación anual. Esto siempre que no se ataque con dureza al Plan Massa desde el propio oficialismo. En ese contexto de cuestionamiento al Plan las cosas pueden empeorar porque Massa está dando una sensación de cierto control en medio de la debacle económico social, en un marco de mediocridad e improvisación.
Alimentos y textiles van por delante en cuanto a inflación, Massa amenazó con liberar la entrada de vestimenta para bajar el precio, medida poco probable en su implementación dada la oposición de las cadenas de valor textiles.Se quiere seguir trabajando a nivel de góndolas con un esquema de “precios justos”. Massa no es funcional a estas medidas.


¿UN PLAN AUSTRAL? El programa de Massa está en evolución. Se espera en algún momento que podría ser, a más tardar, marzo del próximo año una apuesta por un esquema de estabilización. Sería una apuesta fuerte, pero requiere una visión integral importante que ayude a buscar tasas de inflación del 3 % mensual, como expresó Massa alguna vez.
Parece muy poco probable que un plan así pueda ser implementado antes de fin de año. Sin un plan de estabilización, lo esperable es una inflación con 7 % de piso.

Por ahora, no parece haber mucho margen para un plan de estabilización porque requeriría una decisión política inexistente y el equipo técnico de Economía, por otra parte, es limitado para lo que un plan integral requiere.

El sueño es lanzar en marzo un plan tipo Austral, de corto alcance. No se piensa seriamente en un plan tipo la Convertibilidad, siendo éste el único programa que tuvo resultados concretos: en 7 años, de 1994 a 2001, la inflación fue promedio cero.

En consecuencia, en los próximos tres meses la obsesión con los esquemas de congelamiento se va a acrecentar y el gobierno puede ser que experimente niveles más elevados de inflación mensual, que repercutirán en el ascenso de la pobreza. La tasa de interés se ha elevado y se quiere ir hacia un mayor ajuste fiscal, elementos funcionales en la lucha contra la inflación, pero insuficientes sin un plan integral.
Los compromisos con el FMI siguen firmes, aunque desde la Cámpora consideran caído el acuerdo. Se pretende en 2022 llegar al déficit fiscal primario de 2.5 % del PIB; 1.9 % el año que viene es la meta. Además de estos desequilibrios en el déficit primario fiscal se suman los intereses de la deuda en pesos de la administración.

Considerando el conjunto que incluye al déficit cuasifiscal, estamos en un nivel muy alto de déficit total. Se procura reducirlo por la licuación que supone un ritmo de 100% de inflación anual.
El Fondo tiene una postura dialoguista y condescendiente con la Argentina, quieren pasar la página del crédito con que favoreció Trump en su momento a Macri.
El sector exterior está muy intervenido y encepado, una suerte de estatización del comercio exterior, las importaciones se obstaculizan y esto genera problemas en las cadenas de valor con falta de abastecimiento que influye en el PIB sobre todo ante la falta de bienes intermedios funcionales a la producción. Rige un nuevo régimen que es discrecional, las empresas están muy sensibles a este tema que influye también en mayor inflación.

¿DEVALUACIÓN? Fue un buen año agrícola por los precios del trigo asociados a guerra de Ucrania, pero la sequía fue adversa y gene- ró un valor total de exportaciones más bajo. Esta sequía se asocia aparentemente al fenómeno de La Niña, que viene siendo más largo.

Está pendiente el proyecto Vaca Muerta en su despliegue natural, pero eso es mediano plazo siendo clave que el gasoducto en construcción esté operativo para el próximo invierno. También el litio es relevante ya que promete 5000 millones de dólares de exportaciones.

En el plano de la balanza de pagos es bajo el nivel de inversión externa directa y casi nulo el movimiento de capitales por el altísimo riesgo país, en los niveles de Ucrania.
En definitiva, malas noticias para las Reservas, que fueron fortalecidas por préstamos multilaterales de poco monto y significatividad.
El tema reservas es crítico, con los cepos consiguientes.

Hay una expectativa de devaluación que es razonable porque el dólar está retrasado, no fue resuelto aún el salto cambiario que reclamó el FMI y no alcanzan las devaluaciones marginales actuales.
El retraso es de 30 % respecto al dolar histórico, según estimamos del IAE siguiendo una serie que arranca en 1958. Es natural que el kirchnerismo esté en contra de la devaluación por el arrastre a precios de la medida. Recordemos la inflación cambiaria con ocasión de las Paso, cuando perdió Macri con el Frente de Todos y hubo que ir al control de cambios con el ministro Hernán Lacunza.

SORPRESAS. Pero, los eventos adversos que pueden complicar la evolución. de programa desatando algún tipo de crisis de mayor alcance son los siguientes: ·Aceleración de la inflación mensual. Ha ocurrido en mu chos gobiernos que perdieron el control, el más dramático fue el caso de Raúl Alfonsín después del éxito relativo del Plan Austral.
La inflación se espiraliza con su movimiento inercial y esto genera una suerte de burbuja de precios.

Esto sin llegar a la hiper, que está muy lejos. Pensemos que hiper es 50 % mensual y estamos en un piso de 7%. Incremento de la devaluación del dólar paralelo blue. Sería el caso de una aceleración de la devaluación por huida mayor de la moneda doméstica. Estos saltos son habituales y están fundamentados en el bajo nivel de reservas, que no podría fácilmente contener un episodio de corrida cambiaria fuerte por huida del dinero.
Tensiones sociales. Si se generaran episodios en la calle de gravedad, eso supondría un impacto político. Recodemos los incidentes dramáticos de diciembre de 2001 y los eventos del Puente Pueyrredón bajo el gobierno de Eduardo Duhalde. Por ahora no ha habido mayores tensiones, pero puede haber excesos de represión o saqueos. Estos hechos influyen naturalmente en las decisiones públicas y afectan a la opinión pública.

Bomba de las Leliq. Es un potencial evento ya que la magnitud del problema es relevante. Esta bomba genera déficit cuasifiscal.
Las Leliq son letras del Banco Central remuneradas y están en expansión; algunos plantean —es un rumor del mercado— que deberían ser reemplazadas por un bono, como en su momento fue el denominado Plan Bonex. Por ahora la estrategia es licuación de las Leliq con alta inflación.

Evento político de relevancia, como la eventual renuncia del Presidente. Es un hecho poco probable por la vocación de Alberto Fernandez de seguir en el campo de juego e incluso con el propósito firme de aspirar a la reelección.

Ataque interno al Plan por parte del kirchnerismo duro que haga que Massa deje de conducir y que aparezca un cuarto ministro en la administración que lleve la gestión económica con menor destreza.
El gran desafío de este programa que pretende una cierta ortodoxia es mantener una visión de apoyo por el lado de Cristina Kirchner, una suerte de tregua ante el temor de una economía que descarrile como pareció ser julio con la suba del dólar paralelo. El kirchnerismo y La Campora a veces se confunden y cuestionan el esquema de Massa. Los actos por el 17 de octubre fueron un ejemplo de esa dispersión y falta de unidad.
Pero, luego, cuando vuelven a vislumbrar el abismo que Julio acercó tanto, este sector también se acopla y llega a la conclusión de que lo mejor para ellos, al menos por ahora, es seguir blindando a Massa en Economía.
Por todo eso, hechas todas las cuentas, en este momento le asigno a un plan de estabilización apenas el 20 % de posibilidades; además, bajaría muy poco la inflación.
Me parece más probable que el gobierno deba contentarse con cumplir el objetivo de llegar sin explosiones a los próximos comicios.