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El mejor regalo para un niño: padres presentes y empresas que los apoyen

La crianza requiere tiempo y apoyo: la presencia de los padres y el rol de las empresas son claves para el bienestar de cada niño en todas las familias.
Publicado martes 26 de agosto

Acabamos de festejar el día del Niño Y las plazas, los comercios y las redes sociales se llenan de mensajes y gestos dedicados a los más pequeños. Esta celebración es, para muchas familias argentinas, un momento de pausa en medio de la rutina: una jornada para el reencuentro familiar, compartiendo y recordando que la infancia es un tiempo que merece protección y cuidado.

Sin embargo, detrás de las fotos sonrientes y de los regalos especiales, subyace una pregunta: ¿quién garantiza que madres y padres, después de una jornada laboral, tengan el tiempo, la energía y la estabilidad necesarias para acompañar ese crecimiento todos los días?

El mundo laboral actual avanza a un ritmo cada vez más veloz y exigente. En medio de ese vértigo, uno de los desafíos menos visibles pero muy real, es el que enfrentan los padres y madres con hijos en edad escolar que tienen que conciliar las demandas del trabajo con las necesidades académicas, emocionales y organizativas de cada miembro de la familia. En nuestro país, las licencias por maternidad están pensadas casi exclusivamente para los primeros meses de vida, y los apenas dos días que la ley otorga a los varones resultan claramente insuficientes para acompañar la llegada de un bebé. Pero la necesidad de presencia no termina ahí: ¿qué pasa cuando ese niño deja la cuna, se cuelga la mochila al hombro y cruza por primera vez la puerta de la escuela?

En muchas familias, los relojes no están sincronizados

Mientras los horarios escolares siguen un ritmo, las jornadas laborales avanzan a otro compás. A esto se suman los tiempos de traslado, especialmente en las grandes ciudades, que convierten la organización diaria en un verdadero desafío. Y es que la crianza va mucho más allá de garantizar la asistencia a clases: implica acompañar procesos de aprendizaje, reunirse con docentes, participar en actos escolares, adaptarse a imprevistos y ofrecer contención emocional en momentos clave del desarrollo. Estar presente en una reunión con el colegio, disfrutar y aplaudir en un acto escolar o apoyar en un cambio de rutina son gestos que dejan huella en la vida de un niño, pero que con frecuencia chocan contra la rigidez de los horarios de trabajo.

Cuando los tiempos de la escuela y del trabajo no dialogan, aparecen tensiones que desgastan tanto la vida familiar como el rendimiento laboral. El estrés crónico derivado de este conflicto trabajo–familia se convierte en una amenaza para la salud física, emocional y social, debilitando los lazos que sostienen la ecología humana. En efecto, la familia y el trabajo no son mundos aislados, sino pilares que sostienen el desarrollo integral de las personas. Cuando estos espacios se enriquecen mutuamente, mejora la calidad de vida, el bienestar y la cohesión social. Pero cuando entran en conflicto, las tensiones afectan tanto la salud física y emocional de las personas como su desempeño laboral.

Bajo el enfoque de la Responsabilidad Familiar Corporativa (RFC), las empresas tienen la oportunidad de asumir un rol activo y diseñar medidas concretas para apoyar a sus colaboradores especialmente cuando tienen hijos en edad escolar. Pueden hacerlo, y de hecho muchas ya lo hacen, otorgando una flexibilidad real que les permita acompañar el inicio escolar, asistir a reuniones de padres o a actos escolares, o ausentarse media jornada para festejar los cumpleaños de los hijos sin temor a represalias laborales.

No hay que dejar de lado a los adolescentes

Aunque muchas veces no lo expresen abiertamente, quienes cursan la secundaria todavía requieren un acompañamiento cercano: contención emocional para afrontar cambios y presiones, guía para organizar sus tiempos de estudio y vida personal, y apoyo en decisiones académicas que marcarán su futuro. Sin políticas y programas que reconozcan esta etapa, gran parte del esfuerzo parental queda invisibilizado. En este sentido, algunas empresas ya implementan iniciativas valiosas: desde talleres para comprender los desafíos propios de la adolescencia y prevenir conductas de riesgo, hasta charlas sobre orientación vocacional y habilidades para la vida. Incluso, ofrecen oportunidades de pasantías o voluntariado para jóvenes que alcanzan la mayoría de edad, favoreciendo así su futura inserción laboral.

Recordando el Día del Niño, la invitación es clara

No basta con celebrar con regalos. Es hora de repensar el entorno que sostiene esas vidas y de reconocer que la verdadera inversión está en garantizar que cada niño crezca con padres presentes en cada etapa de su vida y esto exige tiempo, flexibilidad y contención. Porque cuando una empresa respeta el tiempo de las familias, gana la familia, gana la empresa y gana toda la sociedad. Por eso, en esta celebración el mensaje a las empresas argentinas es directo: apoyar a quienes son padres o madres hoy es apostar por quienes liderarán mañana. Y a la sociedad entera: pedir y construir esas condiciones es dar un paso hacia un futuro en el que trabajo y familia caminen juntos, como aliados y no como rivales.

Fuente/Copyright: Patricia Debeljuh